sábado, noviembre 07, 2009

OTOÑO.






El otoño es mágico, ¿no os parece?, transforma por un tiempo los escenarios por donde pasa la vida. Los días se acortan, el mundo cambia de color, se forman alfombras de hojas secas en el suelo, las aves se marchan en busca del calor, y nosotros seguimos la rutina mientras esperamos la llegada del invierno, que es mi estación predilecta.

El otoño me recuerda que todo cambia, que nada es permanente, que todo pasa, que todo llega, que todo busca su destino y todo sigue su camino.

En Rubielos de Mora nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar del magnífico espectáculo que ofrecen los árboles despojándose del abrigo que les cubre, desnudándose lentamente, renovándose, provocando una lluvia de hojas marrones sobre nuestras cabezas y un concierto de sonidos crujientes bajo nuestros pies. Llenando también de hojas secas, el silencio en sus vacíos, los rincones huecos del alma.

4 comentarios:

CUKA dijo...

Que linda reflexión. A mí también me encanta el otoño y los hojas caídas... por eso he disfrutado mucho del puente en los Pirineos.
Un beset

Lorena dijo...

Cuka: ¡Hola Cuka!, es que los pirineos no tienen desperdicio, son una pasada y es un lujazo para los sentidos dejarse caer por allí. Gracias por el comentario, un abrazote!

Marisol dijo...

Pues a mi no me gusta nada! El invierno si, pero el otoño me pone triste.... perp para gustos...estaciones!

Lorena dijo...

Marisol: Es que el otoño es una transición, y eso siempre remueve muchas cosas. Para gustos colores, yo tmb soy de invierno. Besotes!